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Sunday, October 14, 2007

Bacheletismo-aliancista: Pensar Chile en grande

Hoy Domingo 14 de octubre estoy revisando las noticias y me encuentro con este reportaje de Joaquín Lavín quien clarifica este concepto de "bacheletista- aliancista", que en verdad, lo debo confesar, no lo entendía; era para mí, como mezclar " peras con manzanas", algunos amigos me lo explicaron, y en verdad, tiene que ver con la mirada de largo plazo en el desarrollo del país en todos los ámbitos de acción no meramente en lo económico. Aqui lo transcribo

"Por supuesto que lo quise decir en términos provocadores: "bacheletista-aliancista". ¿Por qué? Para mí es muy simple. Soy de la Alianza, pero también creo que la Presidenta es una persona bien inspirada y que a su gobierno le quedan todavía 30 meses. Y que este tiempo hay que aprovecharlo. Pero el concepto quiere significar algo mucho más profundo. Estoy convencido de que la solución a los grandes problemas de los chilenos, las "revoluciones" que hay que hacer en educación, en seguridad, en equidad, sólo se van a poder hacer -más allá de que esté gobernando la Concertación o en el futuro gobernemos nosotros-, si hay acuerdos profundos.

¿Hablar de bacheletismo-aliancista crea confusión? Para nada. Al contrario, si el concepto caló tan hondo y tan rápido es porque refleja lo que los chilenos están sintiendo. Quieren soluciones y para eso tienen claro que los políticos se tienen que entender.

Quiero contribuir a que en Chile se instale la política en grande. La que se escribe con mayúscula. Estamos enfermos de pelea chica. Saturados de cálculos de corto plazo. Sigue siendo verdad que una idea se rechaza, no por su propio mérito, sino por quién la propuso. Sigue siendo verdad que para tener un cargo en el Gobierno hay que venir apadrinado por un partido. Sigue siendo verdad que los gobiernos eligen a su gente sólo entre sus partidarios, sin la mirada amplia de buscar a las mejores personas.

Pero al mismo tiempo hay signos de que está muriendo esta forma de gobernar. ¿Cómo se explica, por ejemplo, que -según la encuesta Adimark- la aprobación de la Alianza y la Concertación apenas supere el 20%? Esto es revelador de cómo se sienten los chilenos con sus políticos.

El Gobierno está aprendiendo, después de meses de problemas, que el cuoteo ya casi no le permite nombrar a nadie. El esquema se agotó. También aprendió que la manera de avanzar en el mundo moderno, en los temas difíciles, es a través de acuerdos amplios. Así entiendo el llamado de la Presidenta a un pacto social.

Hace ocho años, en la campaña presidencial del 99, muchos decían que era una utopía gobernar con la "selección nacional". Buscando gente más allá de la propia coalición. Cruzando la frontera. Es lo que hoy hace Sarkozy, integrando en su equipo ministerial a personas que no votaron por él, pero que son humanamente valiosas y técnicamente respetadas. Más allá todavía ha ido Angela Merkel, en Alemania, donde encabeza un gobierno de unidad nacional que integran las dos coaliciones rivales. Es como si en Chile la Concertación y la Alianza gobernaran juntas un período para hacer de común acuerdo los cambios que se necesitan.

Los acuerdos no son rendiciones incondicionales. Son un diálogo de iguales en que cada uno aporta desde lo que es, desde lo que cree y desde lo que representa. Llamémosle "pacto social" o gobierno de "unidad nacional", pero estoy seguro de que se acerca el momento en que los gobiernos en Chile van a a tener que cruzar la frontera de sus propios partidarios.

Quien tenga el coraje y el liderazgo para hacerlo pasará a la historia. Puede ser Michelle Bachelet hoy. Podrá ser Sebastián Piñera mañana, o quien gane la próxima presidencial.

Personalmente, quiero trabajar y estar disponible para ese escenario. En política he pasado por todo. Desde haber estado en la cima de la popularidad, hasta perder y caer a los lugares más bajos del ranking. Hoy estoy en otra etapa. Quiero colaborar. Ayudar para que en Chile nazca, definitivamente, una nueva manera de gobernar.

Por último, quiero decirles a mis amigos que no se preocupen. No me he transformado en socialista. Ser bacheletista-aliancista significa que, sin mover una coma de mis principios políticos, haré lo posible para que en los 30 meses que le quedan a Michelle Bachelet le vaya bien. Es la única manera de que a los chilenos, especialmente a los más pobres, también les vaya bien. "