the man who sold the world

Monday, September 17, 2007

La Ruta de la Plata

En el capitulo 2 del libro Frontera Norte, Alfredo Wormald Cruz narra en forma magistral como se transportaba la plata desde Potosí hacia España pasando por el puerto de Arica. Según el mismo historiador, a principio de 1546 empezaron a llegar los primeros envíos del mineral desde el Alto de Perú.

"La recua, que calmadamente descendía hacia el valle, se alargaba interminablemente, hasta que una curva de la huella la escondió entre los cerros. Mucho rato después, otra curva la hizo aparecer más cerca y más abajo. Eran cientos y cientos de llamas, cuyos cuellos blancos, negros o grises, teñían el paisaje con manchas de movible color.

Hacía meses que unos pocos indios habían salido con el arreo desde Potosí. Marchaban, hombres y animales, aturdidos por las tempestades del Altiplano, resecos por el hambre y el frío, los músculos esclerosados por el cansancio. Tuvieron que recuperar fuerzas en los pastos de Sajama; bordearon las heladas y orgullosas moles de los Payachatas y, rodeando la laguna de Chungará, entraron en la puna brava. Después, Parinacota, Putre y Socoroma,antes de caer al valle de Lluta,a cuyo final está Arica, término y descanso.

Eran portadores de un tesoro en barras de plata. La larga huella se iba pintando de blancos, cada año más, con las osamentas de indios y bestias. Para los animales el pasto era escaso; en muchas jornadas carecieron de él. Para los indios era suficiente un poco de charqui y la coca, que suplía al alimento y al reposo. Y en las noches, negras de nubes de tempestad o blancas de heladas estrellas. el triste sonido de la quena daba más realce a la trágica belleza del paisaje.

Fue así como durante más de doscientos cincuenta años circuló entre el Alto Perú y Arica, la riqueza que, en nuestro continente, tal vez haya costado más vidas humanas: la plata de Potosí y el azogue (mercurio metálico) de Huancavélica. Ambas tuvieron en este puerto su sitio de destino. La primera, para ser embarcada a Europa, donde los reyes de España y los piratas de todos los mares lo esperaban ansiosos. El azogue, para ser distribuido en las minas del Altiplano. Fue así como durante más de doscientos cincuenta años, atravesó por Arica un torrente de plata"