the man who sold the world

Monday, November 13, 2006

Para ganar: hay que querer competir y aspirar a ser el mejor

Es una columna escrita por Guillermo Tagle en El Diario y que fue publicada el 10.11.06 y que mi buen amigo Mauricio Rivero me la hizo llegar y que me gustaría compartir con Uds.


En una reciente visita a Perú, me ha sorprendido lo fuerte que ha calado en ese país el desafío planteado por su nuevo presidente Alan García, en el sentido de que su meta es lograr superar a Chile. Para algunos, esto podría equivocadamente ser interpretado como un intento de poner en la agenda materias geopolíticas. Sin embargo, nada más alejado de ello.

El presidente García simplemente ha decidido ponerse un “benchmark” de referencia, una meta ambiciosa, pero lograble y que además, por la rivalidad natural acuñada en la historia, es una meta inteligente, por cuanto motiva de inmediato al pueblo peruano para unirse y ponerse efectivamente a luchar por lograr una meta positiva y común. Cuando en Chile estamos tan imbuidos en problemas como el superávit del cobre, la Reforma Previsional, el caso Chiledeportes, el deterioro creciente de la seguridad ciudadana ¿a quién aspiramos a ganarle hoy? queremos ser mejor que ¿cuál país? ¿tenemos una referencia definida respecto de la cual medir si lo estamos haciendo mejor o peor que otro?

Para crecer más rápido que los demás, para ganar en la competencia por el desarrollo, antes que nada hay que querer competir, hay que aspirar a ser los mejores. Si no queremos o no aspiramos a ser el mejor, hay otros que sí lo quieren y en estos días se preparan y entrenan para lograrlo. Si no queremos competir, es muy probable que en el mediano plazo ya no seamos los mejores de América Latina, es también probable que no estemos bien entrenados cuando vengan tiempos difíciles y haya que poner mayor esfuerzo para salir adelante.

Cuando Alan García llama a su población a trabajar para ser un país mejor que Chile, obviamente no tiene entre sus planes lograrlo producto de que Chile se deje estar. Es una estrategia bien pensada, para motivar a un pueblo a salir a la cancha a competir con ganas. A luchar por ser mejores, a querer ganar.

¿A quién aspiramos a ganarle hoy los chilenos? Si miramos Chile en 10 años más ¿a qué países aspiramos haber superado en el ranking de competitividad, ingreso per cápita, superación de la pobreza, etc.? Si creemos que lo haremos mejor que los demás sin mirar la competencia, sin querer ser mejor que otros, estamos en un error. No cabe duda que Asia está hoy luchando con todo por superar económicamente a Occidente. China aspira a ser la primera potencia mundial. Estados Unidos aspira a mantener la delantera en innovación, democracia y bienestar. Nueva Zelanda, Irlanda, Australia, son todos países que se han propuesto como meta superar su posición relativa en los ranking. Han mirado modelos, han diseñado estrategias e implementado cambios profundos en la conducción económica de sus naciones.

Chile claramente aspiró en el pasado a ser el mejor país de América Latina. Se lo propuso, diseñó un modelo de crecimiento claro, e implementó con éxito una estrategia de desarrollo de largo plazo. Entre la segunda mitad de los 80 y hasta fines de los 90, Chile definitivamente se desmarcó de la región. Hoy son varios los países que quieren imitarlo, alcanzarlo y definitivamente superarlo. ¿Cuánto les importa a los chilenos hoy que nos supere la competencia? En realidad, en el último tiempo pareciera que poco. Pareciera que Chile hubiese logrado sentirse cómodo donde está y que la primera preocupación no fuere potenciar y usar al máximo la capacidad de innovación y el talento humano, probadamente tan exitoso por años. Las principales reformas en proceso están mucho más orientadas a administrar mejor lo que tenemos, que a promover la creación de cosas nuevas. Hay mucho más discusión de cómo usar el superávit actual que genera el precio del cobre, que a resolver cómo aprovechar el ciclo para crecer más y generar nuevas fuentes de riqueza que nos protejan cuando venga el ciclo de baja. Si no tenemos definida una meta ambiciosa, agresiva, a la que queramos superar, lo más probable es que no nos vamos a superar.