the man who sold the world

Tuesday, March 21, 2006

Sobriedad de vida

Esta es una reflexión del P. Hugo Tagle Moreno que encontré, y que me gustaría compartir con Uds. y que habla de la sobriedad como un valor cotidiano. Aqui se la transcribo

La sobriedad no es mera renuncia; es dar a las cosas su justo valor y manejar nuestros apetitos, estableciendo un límite entre lo razonable y lo inmoderado.

El "tener más", "lo más novedoso" o lo "más caro" puede convertirse en base de nuestra seguridad, llevándonos a alimentar nuestra soberbia y vanidad por el deseo de sobresalir, de estar a la moda o aparentar una mejor posición. Caemos finalmente en el vacío, pensando que las cosas suplirán lo que no llevamos en el alma.

Para ser sobrios hace falta autodominio, comenzando por medir los excesos de comidas, en descanso o uso del tiempo libre. Con la buena administración del tiempo, podemos trabajar sin presiones, tener el necesario descanso, desarrollar aficiones y cumplir con los deberes religiosos, familiares y sociales.

Un punto dífícil es la administración del dinero. Antes de comprar, reflexionemos sobre el motivo: si es necesidad, simple lujo o capricho. No inventemos necesidades.

Reconocer nuestra verdadera situación lleva a ser más honesto y, por ende, más feliz. El que se decide a hacerlo, aprende que las personas lo aceptan por lo que es y no por lo que posee o aparenta.

La sobriedad no es una simple negación ni privación de bienes materiales sino su justa utilidad. Es poner la voluntad por encima de las cosas, gustos y caprichos para no vivir bajo su dependencia. Es natural que esa superación nos cueste, pero nunca es tarde para comenzar. Con pequeños esfuerzos de renuncia a lo superfluo, fortalecemos nuestra voluntad y desarrollamos este valor necesario pàra aprender a administar nuestro tiempo y nuestro recursos, abriéndonos a los demás y a lo trascendente


Tuesday, March 07, 2006

Las Hermosas

En el Día Internacional de la Mujer, mi homenaje para todas las mujeres de mi país. Que mejor que a través de un poema de Gonzalo Rojas.-

LAS HERMOSAS

Eléctricas, desnudas en el mármol ardiente que pasa de la piel a los
vestidos,
turgentes, desafiantes, rápida la marea,
pisan el mundo, pisan las estrellas de la suerte con sus finos tacones
y germinan, germinan como plantas silvestres en la calle,
y echan su aroma duro verdemente

Cálidas impalpables del verano que zumba carnicero. Ni rosas
ni arcángeles: muchachas del país, adivinas
del hombre, y algo más que el calor centelleante,
algo más, algo más que estas ramas flexibles
que saben lo que saben como sabe la tierra.

Tan livianas, tan hondas, tan certeras las suaves. Cacería
de ojos azules y otras llamaradas urgentes en el baile
de las calles veloces. Hembras, hembras
en el oleaje ronco donde echamos las redes de los cinco sentidos
para sacar apenas el beso de la espuma.